domingo, 8 de febrero de 2009

Añoranza

Todo es un caos, ve las luces de los servicios de emergencias que han tomado la calle pero su cerebro no las reconoce, sólo tiene una idea en la cabeza Justin. No pierde detalle de la gente que está a su alrededor pero no lo ve por ninguna parte, cuando localiza a Jennifer sabe lo que le va a decir, aunque una parte de él aún mantuviera la esperanza, Justin sigue dentro del club.


Entra en Babylon sorteando a bomberos y policías, su objetivo es encontrar a Sunshine y nadie va a impedírselo. Sin proponérselo sí quiera comienza a rezar a cualquier ser que lo este escuchando, cosa que no ha hecho ni durante las peores palizas de Jack, pero una parte de él no se resiste a pensar que si existe un Dios ya le dio una oportunidad tras el ataque de Hobbs y que por su estúpido miedo ha desaprovechado.


El club está irreconocible, todo son escombros y cuerpos desperdigados, pero no encuentra a Justin. El humo no le deja gritar todo lo fuerte que desearía, aunque no le impide intentarlo con todas sus fuerzas.

Poco a poco el humo en la zona baja del club se va despejando y puede ver algo claro entre la negrura, fija mejor la vista y lo ve, se acerca a toda prisa temiéndose lo peor, no se mueve. En el momento que va a comprobar si respira se despierta.


Tarda un poco en reaccionar, está en su propia cama, en el loft, todo empapado y enredado entre las sabanas, y en darse cuenta que ha vuelto a tener la misma pesadilla de siempre, la que se repite desde que Justin se fue a Nueva York.


Se levanta, sabe que no va a volver a dormirse hasta que se asegure que está bien y despejar el miedo que aún siente, pero coño, es Brian Kinney.


El reloj que ésta junto a la mesita de noche marca las 4:07 de la mañana. Dentro de unas horas tiene una reunión muy importante, la cuenta de General’s motor es el último empuje que necesita Kinnetik para entrar en el mercado nacional.


Coge el móvil del bolsillo de los vaqueros que están tirados en el suelo, sabe que lo único que necesita es escuchar su voz y que raramente Justin deja el teléfono encendido cuando se va a dormir, por lo se decide a marcar su número… En este momento no puedo atenderte, deja tu mensaje y te llamaré.


A la mañana siguiente, antes de salir del loft, quita una hoja del calendario que hay junto a la puerta. Sólo quedan tres días para que vuelva de nuevo a mis brazos…

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